lunes, 16 de agosto de 2010

/// DIARIO DE UN ESTRENO /// 16 DE AGOSTO /// ¿EN QUE ESTAMOS MIENTRA NOS ATACA EL FRIO?






¨ Hace un frío … ¨ como diría mi madre.
Mirás por la ventana y el cielo se cae de gris y sabés que no va a nevar porque para que nieve, eso me lo enseñó mi hijo Ariel, hacen falta cero grados y humedad baja y una presión atmosférica que no es la que abunda en Buenos Aires. Más de una vez en medio de viajes interminables íbamos mirando el termómetro del auto mientras llovía y cuando llegábamos a los cero grados, en el exterior, claro, las gotas de agua se transformaban primero en agua nieve y después en copos cada vez más grandes, hasta estamparse como algodonazos contra el parabrisas, esos momentos de película que son más fáciles y más felices de vivir que de filmar, por suerte, comparábamos copos contra termómetro y: clavados los cero grados.
Ustedes (algunos de los cuales ya no son ningún ustedes porque se han distanciado de este narrador pacatamente ofendidos por las locuras de este diario, cosa que de verdad carece de importancia para mi) no tienen idea de lo que voy corriendo para terminar la película, estaba sacando la cuenta y el Día 1 de este diario de filmación fue escrito el 26 de abril, ahí empezamos a filmar y pasaron menos de noventa días, bastante menos, y la película está casi terminada. Cuando digo terminada digo que la imagen y el sonido y la música y que ya no voy a tener posibilidades de repensar nada por que el material en sí entra mañana a CINECOLOR para la ampliación, tiempo para nada. Fue todo excesivamente veloz y pude comprobar antes que nada ¨ errores ¨ de guión que me costaron algunos días innecesarios de rodaje. Nada que no se pudiera arreglar porque la película quedó … ¿cómo quedó? Es difícil para quien escribe y produce y dirige definir el producto que el año que viene Ustedes van a conocer en las salas, pero para mi quedó bien, quedó Muy bien. Al menos todos los que vieron hasta ahora la película en su versión off line quedaron conformes. Eso sí, los errores de guión tuve que subsanarlos con minutos y más minutos robados a la versión final: casi media hora menos que el primer armado. No sé si alguna vez les conté que supe trabajar cuatro años en una novela que tiré a la basura sin culpa, porque no había llegado a ser lo que yo esperaba; bueno, es para que sepan que deshacerme de media hora de película no me hace ni fu ni fa: nada. Y ustedes como público lo van a agradecer, se los aseguro. Y digo que eran errores de guión porque no se perdió nada en el camino, cada subtrama está donde debe estar y los personajes están ahí y los actores se lucen y no pasa nada de nada. Eso sí, ni siquiera tuve tiempo de armar un pequeño trailer: menos de noventa días desde que empecé a filmar hasta ahora y casi la estoy entregando, necesito que comprendan.
Algunos de los actores me pidieron imágenes para su reel y no tuve tiempo, no tengo, apenas me escapé unos días a San Martin de los Andes y en cuanto termine la mezcla final de sonido en pocos días me voy con mi hija Rocío a un viaje que considero de ¨ despedida de infancia ¨ , es que ya va para los diecisiete y por supuesto casi no me pasa bola como corresponde a la edad y antes que me mire y me pregunte ¿Quién sos? Quiero pasar unos días con ella, padre e hija. Mientras tanto, el año transcurre.
Transcurre en vacío, como siempre me parece que ocurren las cosas en la vida, sin producir nada que de verdad valga la pena ¿a vos no te pasa? Recuerdo los días iniciales de este diario cuando confesar esta clase de cosas traía aparejados conflictos con gente que por suerte ya no lee este diario. ¿Qué tendrá que ver el quehacer de una película o de un libro o de un empleado de hospital con la vida en sí, con la vida verdadera? Poco y nada. Siempre busco el lugar donde lo que ocurre ocurra de verdad, hasta los huesos, y esos lugares raramente existen, o no existen. Son rincones de las vidas de los adolescentes, con sus amistades y sus amores furiosos, con sus ganas y sus preguntas y sus ideologías y sus risas sin sentido en medio de bromas sin sentido; pero para los viejos quedan pocos espacios. Lo único verdadero que se vislumbra en el horizonte es la amenaza de muerte. Me encanta. Esto es como asustar viejitas. Lo que más me gusta de ser pesimista es, justamente, ser pesimista. Si supieran cuánto me gusta no tratarían de disuadirme. Ser pesimista es una de las mejores virtudes que pueden atacarte en la vida, porque nunca ninguna mala noticia tendrá el poder de sorprenderte. Ser odioso y odiado. Ser feo. Ser viejo y cascarrabias. Ser mala persona hasta el límite de no joder a nadie, lo cual en sí es una contradicción, pero se puede ser una mala persona sin joder a nadie.
Quiero contarles un chiste judío que me contó mi amiga Liliane en mi última sesión de terapia de pareja:
Samuel, un paciente cuyo matrimonio lleva ya veinte años, está con el médico y tiene un problema funcional en su pene que puede ser resuelto según dos presupuestos. El médico le dice:
- Podemos aplicar el tratamiento de cinco mil pesos, y va a quedar bien; pero también podemos aplicar el tratamiento de ocho mil pesos, y va a quedar mucho mejor. – A lo que Samuel responde:
- Voy a consultarlo con Sara.
Al punto llama a Sara por teléfono y le explica virtudes y defectos de los dos tratamientos para su pene con precios y todos los detalles, a lo cual Sara responde del otro lado de la línea:
- Yo preferiría arreglar la cocina.
Amigos. Nada más lejos de la belleza que el optimismo. Nada más cerca de la verdad que una visión pesimista de la vida.
Sigo con nuestra película y les cuento.