viernes, 28 de mayo de 2010

DIA 24 /// PROBLEMAS QUE NO TIENEN SOLUCION /// A INDIANA Y ADRIAN QUE ME REGALARON EL DISEÑO GRAFICO







Filmar de noche es un garrón. A la hora de cenar y meterse en el sobre; a la hora de una cita con proyección de sexo; a la hora de encender la tele o apretar el ¨ play ¨ para mirar la serie o la película favorita, los sacrificados equipos de cine se alistan para filmar las odiosas y odiadas escenas nocturnas. El azúcar baja, los músculos no responden, el cerebro está out, pero debemos seguir adelante porque el libro lo pide. ¨ ¿Quién habrá sido el boludo que escribió tantas escenas nocturnas? ¨ Nos preguntamos todos: y la respuesta es ¨ Yo ¨ . La próxima vez háganme acordar que de noche los protagonistas se vayan todos a dormir y no jodan, y mucho menos se les ocurra realizar acciones nocturnas en exteriores o en ambientes con ventanas enormes, imposibles de cubrir e iluminar de manera creíble.
Son problemas que no tienen solución: como angustiarse cuando se está por terminar el rodaje o como subir una escalera angosta acompañado o acompañando a una mujer con quien no se tiene mucha confianza. Este es, junto con la falta del vocativo para llamar a las camareras, uno de los problemas más graves que debemos enfrentar en nuestras vidas. Mejor amplío la reflexión porque he pasado larguísimos períodos de mi vida tratando de encontrar una solución y todavía no pude hacerlo. Se trata de lo siguiente:
Todos sabemos que el avance y los logros de feminismo no ha cambiado demasiado las cosas en algunos rubros: por ejemplo, a las mujeres les siguen gustando, aunque lo nieguen, las actitudes galantes: que les abramos la puerta del auto; que las dejemos entrar y salir primeras de los ascensores, subir primeras a los colectivos, etc etc etc. No quiero abundar ni generalizar. En realidad son actos de buena educación que a veces también se llevan a cabo con las personas muy mayores, o con aquellos que queremos, intencionalmente, hacer sentir inferiores. Si dos hombres de la misma edad y el mismo porte se encuentran ante la puerta abierta de un ascensor, el que deja pasar, obviamente, está marcando una clara actitud de liderazgo. Si se encontraran un hombre alto y un hombre petiso, el hombre petiso jamás cederá ante la presión del alto para que pase primero, porque eso sería aceptar de manera terminante la evidente inferioridad del hombre petiso. Aunque esto no venga a cuento, debo advertirles que Nueva York, por ejemplo, no es una ciudad para hombres que midan por debajo del metro ochenta. Para quien araña el metro setenta y cinco resulta in-to-le-ra-ble viajar en un ascensor con cuatro monos de metro noventa de alto por metro diez de ancho; si bien esto no venía al caso bien podría valer como otro claro ejemplo de problemas graves que no tienen solución. Pero volvamos a las escaleras angostas.
Llegamos al pie de la escalera con la mujer que nos acompaña, joven, pollera ajustada o jeans, e inmediatamente los dos nos encontramos ante la insoluble disyuntiva: El : ¨ ¿La dejo pasar o paso primero? ¨ . Ella: ¨ ¿Paso adelante o mejor lo dejo subir a él? ¨ Esa es la pregunta básica, pero el transfondo es: El: ¨ Si soy educado parece que le quiero mirar el culo ¨ . Ella: ¨ Si lo dejo pasar a él va a parecer que tengo miedo de que me mire el culo ¨ .
El acto de subir es un incordio, la mujer sube rapidito y el hombre detrás mira los escalones para evitar la visión que le ofrece el contrapicado. O los dos suben juntos molestándose por el choque de hombros, o la mujer sube adelante pero medio de costadito y hablando hacia abajo, como si tuviera que decir algo con una urgencia tan impostergable que hay que apurarse y decirlo ahí, en la escalera.
Todos en el mundo entero, salvo en los países islámicos, alguna vez tuvieron que enfrentar una situación semejante.
No menos problemática es la cuestión del vocativo femenino para llamar a las camareras. Tenemos que llamar a la chica que atiende en el bar o el restaurante, inevitablemente vestida de negro e inevitablemente ignorante de todos los detalles del menú, y no sabemos cómo cuernos llamarla: ¨ moza ¨ es ridículo ; ¨ camarera ¨ parece que estuviéramos en una película ; ¨ señorita ¨ nos hace sentir viejos ; ¨ flaca ¨ está fuera de lugar. Así que terminamos en una seña simiesca o con el clásico y carente de todo significado lógico: ¨ Disculpame ¨. Sí señores, reconozcamos que ¨ disculpame ¨ es una forma ridícula de llamar a una camarera, y que el problema que planteo no tiene solución.
Tampoco tiene solución que a una semana de terminar el rodaje, destruido y todo, ya esté pensando en qué escribir para mi próxima película.
Hablemos de Malena Sánchez: nunca vi una persona tan feliz en un rodaje, ni que haya aprendido a actuar para cine en tan poco tiempo. Tardó una semana en adaptar sus clases de teatro a esto que se llama actuación en cine y que no todos los actores entienden. Basta ver a Darín, a Norma, a Ferrigno, a Gonzalo Cristando en El infinito …, a Valeria, a Graciela Borges en algunas películas y a Gasalla en la de Burman entre otros, para saber de qué se trata: no hacer nada. Ser e personaje pero como si se fuera uno mismo. Es difícil para algunos, pero sólo hasta que se comprende el concepto.
Ayer filmamos una escena entre Ximena Rijel, Paula Kohan y Malena. Saió perfecta en una toma, creo que hicimos dos por las dudas. Yo creo que al principio no confiaban del todo en esta idea de no hacer nada, o hacer mucho como si no se hiciera nada, pero cuando lo entendieron, o cuando nos conocimos mejor y nos quisimos más, todo salió perfecto de una, sin estirar preguntas ni propuestas. Debo confesar que en este rodaje los aportes de los actores y de los técnicos fueron de enorme valía. En fin, tanto Ximena como Paula se despidieron con escenas perfectas.
Hoy vi en edición la escena que tanto le había costado a Paula (no voy a decir cuál es) y quedó muy muy bien. La verdad es que el negro (Javier Favot) me confesó que le había dado trabajo. ¡¡Yo ya sabía que iba a darle trabajo porque nos había costado !! Nuestro canal de comunicación con Paula se había bloqueado y no le encontrábamos la vuelta. Pero la escena quedó muy bien y ella está muy bien. Puedo afirmarlo y no soy un director condescendiente. Es más, el negro tenía preparada una escena sobre la cual yo tenía dudas (o certezas) y decidí que por no ser imprescindible en la película no puede quedar, aunque tal vez si tenemos tiempo hagamos una retoma.
Siento enorme respeto por el actor, por los actores. No sé si los actores de verdad se dan cuenta porque a veces, en la vorágine del rodaje y porque estoy muy seguro de lo que quiero, hago marcaciones demasiado lacónicas. Pero hay que entender que en cine es así, y esto lo aprendí de Javier Doulte, el mejor profe en dirección de actores que tuve. En cine no se pueden dar tantas vueltas una vez que el personaje está definido. A veces es ¨ mirá así ¨ , ¨ sonreí ¨ bajale dos puntos. Sé que un poco los actores se ríen de esto, sobre todo Malena, me dice: ¨ Edgar, en lugar de un 10 un 7 ? ¨ y se caga de risa como si fuera un chiste que coparte con el equipo, pero a veces es así, es 7 en lugar de 10 ó 9 en lugar de 8, y el actor lo entiende ¿para qué voy a complicarla ? Pero es importante que los actores que trabajan conmigo sepan que siento un enorme respeto por ellos y que la mejor manera de demostrarlo es exigirles hasta donde sé que pueden dar, y abandonar cuando ya sé que ese rango no van a superarlo, porque para el actor, delante de un equipo ansioso por finalizar la toma, y delante de sus compañeros actores, saber que se le está pidiendo algo a lo que no puede llegar, o saber que no está entendiendo lo que el director le pide porque no comparten los mismos códigos, es una tortura.
Yo me considero un buen director de actores, pero también reconozco que a veces a medida que avanza el rodaje o la jornada pierdo un poco la paciencia, cuando la propuesta es obvia. Uno como director adora a los actores que leen el libro con sensibilidad, creatividad e inteligencia. Esos actores siempre están en rango. Es muy difícil empezar desde afuera de rango, es como si fueras a jugar al póker y tus compañeros de juego sacan cartas españolas. Cagaste. Esto tampoco tiene solución.
La verdad es que me siento vacío. ¿Saben ustedes lo que es sentirse vacío? Significa que la vida que estás llevando no es la que soñabas llevar. Significa que querrías bajarte de barcos en los que parece que vas a permanecer hasta que se termine el mundo. Yo siempre me sentí vacío porque lo que necesito para llenar mi hueco es demasiado enorme, inconmensurable. Es evidente que habré cometido un error mortal en mi vida y no puedo recomponerme, no sé. Pero también puede ser que esa fiebre de insatisfacción permanente me lleve a querer intentarlo una y otra y otra y otra vez.
Ya hablé con la Escuela de Subiela para volver a dar clases. Y yo mismo voy a organizar mis seminarios de guión. es probable que el semestre que viene ponga una obra de teatro y bla bla bla bla. Ustedes mismos se dan cuenta de lo que hablo. Algo debe estar mal en mi vida para que no pueda detenerme. ¿ o no? Por favor ustedes que piensan. ¿Piensan algo al respecto? Por eso me sentí tan mal cuando mis amigos dejaron de considerarme escritor. Yo siempre seguí escribiendo pero los escritores consagrados o supuestamente consagrados que estaban muy cerca de mi decidieron que porque tenía una casa grande en los suburbios y hacía asado algunos domingos ya no podía pertenecer a su círculo selecto. Ja!! Ríanse, pero las cosas son así. La verdad es que eso me envenenó por un tiempo y después me di cuenta que no valía la pena. Un escritor necesita ser leído.
Son problemas que no tienen solución. Como la migraña. Alguna vez les voy a contar de mis migrañas, alguna vez que no es esta. Porque el tema es otro, y es que entramos en la última semana de rodaje y hay que hacerse a la idea de que no vas a ver a un montón de gente con la cual te veías todos los días. Gallo va a estar en otra película y Alicia también. Y Ana Llanos. Por las dudas debo aclarar que por desgracia la ex alumna que me llamó para que le diera un abrazo no es Ana Llanos. No sé para qué o aclaro si nadie me o preguntó. Ana Llanos tiene sus mambos y fuma más de lo que debiera pero difícilmente me llamaría para que le diera un abrazo. Tampoco Vanesa Lasogna (cuyo estado mental es francamente dudoso) ni Micaela Soler (que todavía no dio en la tecla con su peinado pero es la más cuerda de todas). Lo de Vanesa es un chiste, pero cuando me llamó antes de empezar el rodaje y le dije que Gallo no la había considerado en el equipo de foto y quedaba afuera, casi se mete por la línea de teléfono y me mata. ME MATA. Todas son chicas con una fuerza de espíritu que, a mi me parece, las chicas de mi generación no tenían en mi época. Como mi hija Rocío, son chicas que te dan vuelta para un lado y para otro salvo que tengas una cabeza más o menos como la mía, que nunca deja de funcionar, una cabeza de loco. Lo que más lamento es haber nacido en la generación equivocada. Quiero ser director de cine a los treinta trabando con las chicas que ahora tienen entre 21 y 30. Nada especial, es que son más divertidas. Ojo, sé que corren el riesgo de ser, después de los 45, como son en general las mujeres después de los 45 ¿Cómo son? Qué sé yo, no te lo voy a definir acá, pero lo cierto es que a veces pierden un poco de la magia, aunque tal vez me estoy refiriendo a las chicas de mi generación y a las chicas de esta generación no les pase lo mismo. Amigos de mi edad en general casi no tengo. O muy pocos. Apenas uno o dos. Sacando a Federico Hirschmann y Daniel, todos mis amigos son demasiado jóvenes, y eso un poco me inhibe, porque aunque parece que fuéramos lo mismo somos absolutamente diferentes. Si tenés más de cincuenta tenés más de cincuenta, y si tenés treinta tenés treinta. A veces me pregunto si esa distancia es insalvable. Veinte años de diferencia. Mi abuelo Manuel cuando tenía 50 se enamoró perdidamente de mi abuela Carla (mi falsa abuela Carla), que tenía treinta. La conoció en el colectivo y la persiguió y la persiguió y a pesar que ella era casada se salió con la suya, y la convirtió en su compañera para toda la vida. Veinte años de diferencia. Al final del camino Carla un poco se quejaba, veinte años le parecía demasiada diferencia, pero mi abuelo ya tenía ochenta. Juan Pablo se ríe de mi porque siempre digo que soy grande y me queda poco tiempo y mientras tanto no paro de producir cosas. Les tengo que aclarar que a los treinta yo ya me sentía viejo, pero a los treinta yo ya había vivido algunas cosas que muchos (por suerte) no vien en todos sus años de vida. En fin, siempre me sentí un poco viejo.
Lo que no les conté fue que ADRIAN LORENZO y su mujer INDIANA RODRIGUEZ ROSSI quienes están trabajando en la gráfica de la película (afiche y site) hoy me comunicaron que no iban a cobrarme su trabajo. Cuando les pregunté Porqué me dijeron ¨ Porque te lo merecés ¨ . La verdad es que me emocioné porque es todo un gesto, mucho más que un gesto porque es MUCHO TRABAJO, me sentí orgullosos de tener amigos así pero también de mi mismo por merecerlos. El ¨ porque te o merecés ¨ me mató.
En fin ¿Cuántos planos lleva una película? Nadie puede saberlo hasta que la narración está terminada. ¿Cuántos años hay que tener para pertenecer a una generación que valga la pena? Sólo se puede saber cuando te animás a vivir como si tuvieras cualquier edad, como si los años no fueran más que una anécdota.
La cuestión de la edad es otro problema sin solución. Vieron que yo me agregué pelo, me hice dos implantes y me voy a hacer un tercero, pero no lo hice para parecer más joven sino porque me pelaba completamente desde los 32 y ya estaba aburrido de verme así, entonces lo único que podía hacer para cambiar era agregarme pelo. Rejuvenecerme no me rejuveneció, ahora soy un viejo con pelo, en tal caso. ¿Vieron que cuando pongo que soy viejo nadie sale al cruce diciendo ¡Edgar no sos viejo!? Ni ninguna de las chicas pone un mensaje: ¡ A mi me gustás igual! ¿Eso que significa? Que estoy viejo. Otro problema sin solución. Y seguimos con el tema. Jamás me haría una cirugía, por ejemplo, pero reconozco que las personas que se tocan a los 50, y después nunca más, obtienen buenos resultados. Más de una vez y después ya deben echar mano del Fotoshop, como Susana Giménez, que esmás joven ahora que cuando tenía 25, pero en las revistas Gente y Caras.
¿Qué más puedo decirles? Por hoy basta de problemas que no tienen solución. Durante el finde semana me voy a aburrir y seguro voy a escribir algo sobre las 5 semanas y comienzo de la última, o les voy a contar porque mañana ensayo con JORGE SUAREZ y también vamos a ver la locación LAGUNA.
Si quieren saber algo más. Es a la carta.

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