Mientras filmamos en la costa el tono era más firme, más cercano la historia dramática que cuenta este relato. Una vez en Buenos Aires, una vez en el hotel, con personajes como Pedro y el mismo Ernesto expuesto a otras circunstancias, debemos tener mucho cuidado con la cuestión del tono. ¿Dónde empieza el drama y dónde termina la comedia? Donde se mezclan sin echar por tierra la fuerza del relato. Cuál es el ritmo y cuáles son los tiempos. Son preguntas que me hago permanentemente y que seguramente iré respondiendo en el set. Espero que se respondan adecuadamente en la pantalla. Ahora deja de ser una simple sucesión de imágenes y de escenas, ahora es necesaria una continuidad dramática que estamos obligados a respetar, o a romper, jugándonos, pero con mucho tino.
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